La espera fue larga, el calor intenso y si no hubiera sido por los benditos jugos de frutilla (90% hielo 10% frutilla) que venden a las afueras del Movistar Arena, creo que nos hubieramos desvanecido en el intento. Es impresionante como cuando la hora se acerca, la gente comienza a sufrir una histeria, locura, aumento de presión etc, etc, donde se produce un profundo pánico colectivo al momento en que las puertas se abren y es el momento de entrar, incluso a mi me dio algo en la guatita cuando sentía tanto gritos.
No voy a contar en detalles lo que fue el concierto, solo mis más profundas sensaciones. Desde el comienzo, cuando se apagaron las luces, y solo un foco de prendió en el escenario, la histeria me invadió. No se que es lo que tienen los conciertos, que aunque sea un perro el que se para en el escenario, te hace sentir mariposas en el estomago y una locura momentanea.
Pasó más de la mitad del concierto, Beyonce en su máximo explendor, y yo seguía en shock por lo increible del show. La fuerza con que ella se expresaba, y como se notaba que daba su todo en el escenario (no se como no se cansaba) me dejó más que fascinada.
Por lo tanto, a toda la gente que tenga la oportunidad de verla, se los recomiento en un 100%, no se arrepentiran!, mientras yo me quedo con la increible sensación de que hice lo correcto al acompañar a mi hermana( por que yo al principio no tenía ganas de ir).
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